PR02261011_VICENT | Nuria Martínez
Basta con ir por la calle y observar. Observar a esa juventud que todonecesita y todoloquiere. De moda se puso el término Ni-Ni, bien conocido por todos. Una juventud que no ve más allá de sí mismos, de su fachada. Menganita que sólo piensa en la última prenda de moda y maquillaje y en como conquistar a Fulanito y Fulanito que piensa en la última moto del mercado y en cómo arreglarse el tupé para salir el sábado por la noche e intentar seducir a Menganita. Sólo son dos cuerpos, dos fachadas vacías de las que ni ellos mismos se preocupan de rellenar. Dos cuerpos superficiales, que se juntan con un grupo mucho más superficial que ellos y que a lo único que aspiran es a poner la mano para que sus padres (aquellos que le dan todoloquenecesitan y todoloquequieren) se la rellenen, que será lo único que conseguirán obtener por “méritos propios”.